Como consecuencia de los enormes cambios acontecidos en el panorama educativo y social durante las últimas décadas (auge de las nuevas tecnologías, democratización del acceso a la información, sociedad digital, heterogeneidad en las aulas, etc.), el modelo del profesorado se encuentra en proceso de cambio. Así como antes se consideraba un buen docente a quien sabía enseñar y lograba motivar el interés por aprender los contenidos de una materia determinada, hoy no parece prioritario destacar su preparación científica. Si se quiere afrontar con éxito las demandas formuladas en este contexto, se tiene que tender hacia un nuevo perfil de profesor, que requiere identificar los elementos cognitivos, procedimentales y actitudinales que lo conforman. Es decir, un modelo docente basado en competencias. El presente artículo tiene como objetivo analizar la importancia que el profesorado de secundaria otorga a las competencias docentes, a partir de un modelo propuesto que queda integrado por cuatro dimensiones: competencias disciplinares (saber), metodológicas (saber hacer), sociales (saber estar) y personales (saber ser). Para ello, se llevó a cabo una investigación basada en un estudio de encuesta de carácter descriptivo, en el que participaron 136 docentes de centros de la provincia de Castellón, que representan un total de 23 departamentos didácticos. Los principales resultados ponen de manifiesto que los profesores dan una importancia alta al modelo planteado, si bien las competencias disciplinares siguen teniendo un peso importante. De hecho, se ha podido comprobar que, para los docentes, es más importante dominar los conocimientos de la materia que otras competencias que se perfilan como necesarias para educar a los alumnos del siglo XXI, como las nuevas tecnologías, los idiomas, la atención a la diversidad o el trabajo en equipo.
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