Sus declaraciones cuando está a punto de tomar posesión de la Academia de Cine (21 de junio) resultan tan "frikis" como sus películas. Nadie puede discutir su tirón en taquilla ("Los crímenes de Oxford" figura entre las 20 más vistas de 2008), pero se obstina en negar que el cine español esté politizado y que el sindicato de la ceja está hipotecado y sobreprotegido por Zapatero. Desmiente la evidencia de la caída libre del cine español y afirma que piensa revisar las cifras y ofrecer otras cuando asuma la presidencia. Le tomamos la palabra.
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