Irene García Suescun, Javier Tirapu Ustárroz, Pilar Luna Lario, Pilar Hernáez Goñi
Introducción. Durante largo tiempo olvidada como contribuyente a la organización de las operaciones cognitivas, la sustancia blanca cerebral es, en la actualidad, objeto de estudio. Estos avances se complementan con las nuevas técnicas de neuroimagen, como el tensor de difusión, que permiten una visualización más detallada de cómo las vías de la sustancia blanca participan en las operaciones cognitivas. Desarrollo. Se revisa la relación de lesiones en la sustancia blanca con diferentes procesos y funciones cognitivas, como el lenguaje, atención, habilidades visuoespaciales y visuoconstructivas, negligencia espacial, velocidad de procesamiento, memoria y funciones ejecutivas. Conclusiones. El foco de atención sobre la sustancia blanca y sus trastornos promete ampliar el conocimiento del cerebro como un órgano extraordinariamente complejo en el que la conectividad y la velocidad de procesamiento proporcionada por la sustancia blanca son aspectos centrales para la cognición, la emoción y la propia consciencia. La sustancia blanca no parece ser el depósito de procesos y funciones cognitivas, sino que su papel se vincularía a dos propiedades necesarias para que un sistema de alta complejidad como el cerebro sea eficaz, como son la velocidad y la conectividad, procesos en los que debemos profundizar y, tal vez, comenzar a dilucidar su papel diferencial en el resultado de los procesos cognitivos.
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