En los últimos años se están diseñando materiales cristal líquido con propiedades adecuadas para desarrollar tecnologías nuevas, diferentes e innovadoras. Hablamos de pantallas flexibles y delgadas que podrían "imprimirse" sobre la superficie de un papel, células solares más eficientes y baratas, agentes de imagen y contraste que permitiesen detectar tumores de tan sólo 1 mm de diámetro, músculos artificiales, sensores para la detección de gases, lociones regenerativas para la piel�En definitiva, toda una gama de aplicaciones que persiguen un mismo fin: crear una tecnología más competente y mejor adaptada a las crecientes demandas de la sociedad actual.
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