Combinando caparazones de camarón con proteínas procedentes de la seda nace una nueva y extraordinaria sustancia llamada shrilk. Es una invención de los investigadores del instituto Wyss de Harvard quienes han superado estos dos materiales en una combinación que imita el exoesqueleto de crustáceos e insectos. No solo su producción es poco costosa sino que además tiene propiedades magníficas tan pronto como es resistente y flexible como el plástico y además es biodegradable por lo que no contamina
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