La muerte súbita, de origen cardiaco u otro, se ha considerado en el ámbito medicolegal el ejemplo característico de muerte sospechosa de criminalidad. Su presentación rápida y su carácter inesperado, con desconocimiento de la causa última de muerte, no permiten descartar su origen violento. Esto obliga al médico asistencial a la emisión del correspondiente parte judicial de defunción, habitualmente sustituido por llamada telefónica al juzgado o canalizada a través de las fuerzas de seguridad. A medida que conocemos mejor la casuística, se facilita el diagnóstico de síndromes de predominio familiar y/o base genética que precisarán de los profesionales del campo de la cardiología consejo genético y estudios familiares.
Los ejemplos más característicos son las enfermedades arritmogénicas familiares o algunas miocardiopatías. Estas entidades están constituyendo un serio reto para su caracterización, y se habla ya en términos de autopsia molecular, en un intento de la patología forense de responder a las necesidades sociales en el campo de la salud pública.
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