Enfocar el vaginismo como una dificultad para realizar de forma completa el coito vaginal, es sólo una cuestión descriptiva. Aunque nos ofrece el dibujo de una solución -el reverso del problema-, una mirada reducida ante tal demanda, es una metáfora perfecta, sobre la reducción habitual de los problemas sexuales a cuestiones estrictamente coitales. Y de forma más reciente, aunque no por ello de nuevo limitada, la reducción de lo sexual, a cuestiones estrictamente eróticas. No es una novedad descubrir la limitación de lo sexual a lo coital, en tanto representación social general. Sin embargo, la sexología, lejos de trascender de forma contundente esta limitación, solo alivia este planteamiento, cambiando el coito por la erótica, y ampliando ésta con el concepto "amatoria". Pero a pesar del "pasito", el verdadero enfoque sería el sexo -hombre y mujer-, y la interacción de ambos, en un encuentro erótico. Así pues, lo erótico y por derivación, lo genital, son sólo los elementos finales de la cadena; que se inicia de forma inevitable, en la realidad sexuada -hombre y mujer- de dos sujetos que interactúan. Desde este planteamiento, y más allá de la solución mecánica a este vaginismo; pondremos el acento en cuestiones actitudinales en femenino, en la resolución virtual y el balanceo entre el "deseo sugerido" y el "deseo personal" -clave en la vivencia del deseo erótico femenino, con claras y evidentes diferencias al deseo masculino-. Y por último, como principal aportación, hablaremos del hombre y "qué" hombre, en interacción con una mujer -y no sólo la propietaria de una vagina-.
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