Desde 2007, EE UU ha priorizado la recuperación, aplicando políticas expansivas poco ortodoxas, a diferencia de Europa, donde se ha actuado tarde y mal. Ambos buscan aliarse ante el auge emergente.
Todos los grandes imperios de la historia han caído por grandes crisis: institucionales, bélicas, políticas� pero con un germen común, una crisis financiera, falta de dinero para pagar el imperio. Y Estados Unidos lo sabe. Desde 2007,cuando el imperio de nuestros días tembló, las políticas adoptadas han tendido, cada vez de forma más evidente, a preservar su posición, por encima de cualquier otro objetivo. En lo económico, y en todo lo demás.
La que se instauró tras la Segunda Guerra mundial como primera potencia indiscutible, no solo económica sino política, intelectual y cultural, vive uno de sus momentos más críticos. Después de la crisis financiera que contagió al resto del mundo, no ha terminado de retomarla confianza en sí misma, ni a nivel interno, ni externo. Los ciudadanos no confían igual en su país, con la desafección política y la caída de la confianza en las instituciones y sus líderes reflejada en las encuestas. Y lo cierto es que existen motivos para esta preocupación...
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