El logro en Ginebra es extraordinario para Occidente, pero a Teherán se le ha dado poco. La UE tiene que compensarlo haciendo lo que EE UU aún no puede: desmontar progresivamente sus sanciones. Si Irán cumple, deberá ser aceptado como poder emergente.
A pesar de la implicación de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas más Alemania, del propio Irán, de Israel y de las monarquías del golfo Pérsico, la solución de esta crisis descansa en tres protagonistas: Estados Unidos, Irán e Israel.
Sospecho que en algún momento la crisis nuclear fue tomada en Washington como una excusa oportuna. La esencia del problema no radicaba en el átomo, sino en una eventual reanudación de los lazos entre Washington y Teherán. Con George W. Bush y Mahmud Ahmadineyad no fue posible avanzar...
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