Se ha observado un aumento del consumo de sustancias vegetales con efecto alucinógeno, algunas de ellas asociadas a ceremonias religiosas ancestrales, siendo muchas de estas sustancias legales o con una regulación parcial.
Salvia divinorum es un potente agonista de los receptores kappa, con propiedades disociativas y alucinógenas, de inicio rápido y corta duración. El Kratom (Mytragyna speciosa), posee como alcaloide principal la mitraginina, con efectos estimulantes a dosis bajas (efecto coca-like), y efectos sedativos (efecto opioide-like) a dosis altas. Se han detectado varias muertes asociadas a su consumo. El consumo de hongos alucinógenos aparece de forma cíclica, aunque se ha incrementado su oferta on-line. Se consumen buscando sus efectos alucinógenos sobre todo los pertenecientes a la familia de los psilocybes, los cuales contienen triptaminas con efecto alucinógeno, similar al LSD. El peyote (Lophophora psilocybes), cactus rico en mescalina (trimetoxifeniletilamina), produce alucinaciones de los cinco sentidos, y forma parte de la cultura religiosa de los indios norteamericanos.
Las daturas, de gran ubicuidad, producen un cuadro anticolinérgico y efectos sobre el sistema nervioso central (delirios, alucinaciones, etc), por su alto contenido en atropina y escopolamina. Otras sustancia utilizadas por sus efectos alucinatorios incluyen la bebida conocida como ayahuasca, y semillas para preparación de infusiones como el Ololiuqui, la Gloria de la mañana (Ipomoea violacea), la Rosa de Hawai (Argyreia nervosa), la Ruda borde (Peganum harmala), y la Iboga (Tabernanthe iboga).
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