Un varón de 49 años acude a nuestra consulta remitido por su dentista habitual. El paciente refiere que desde hace unos cuatro meses nota la presencia continua de llagas por toda la cavidad oral, que le causan mucho dolor y le impiden comer con normalidad. Ha probado varios tratamientos, incluidos corticoides en enjuague, pero el cuadro no ha mejorado. Padece hipertensión arterial (enalapril/hidroclorotiazida), hipercolesterolemia (sinvastatina) e hiperuricemia (alopurinol). No fuma. Al realizar la exploración, se observa la presencia de numerosas erosiones, dolorosas al tacto y localizadas en el paladar, las mucosas yugales, las caras ventrales de la lengua y los fondos de vestíbulo inferiores.
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