Merced a un singular poema francés, cuyos orígenes siguen siendo oscuros, el rey Tudor Enrique VII se transformó en 1497 en un segundo Hércules y parte de su biografía, en una sucesión de doce trabajos mitológicos. Desde luego, Enrique aparecía descrito con harta complacencia, aventajando a su modelo grecorromano y derribando a peores adversarios que monstruos de la Antigüedad. Por desgracia, esta pretenciosa y lúdica obra daba a entender al lector que la tarea no se había llevado totalmente a buen término y que el usurpador, pese a toda su gallardía y virtud, apenas lograba amilanar a sus enemigos ni a ganarse el corazón de sus súbditos. ¿De aquí, quizás, el malogro final de esta asombrosa biografía heroica?
Thanks to a singular French poem, whose origins remain obscure, the Tudor king Henry VII was turned in 1497 into a second Hercules, and part of his biography thus became a succession of twelve mythological labours. Henry was complacently shown as surpassing his Greco-Roman model and as slaying opponents who were worse than the monsters of antiquity.
Unfortunately, the pedantic and playful work led its reader to understand that the task was not successfully finished, and that the usurper, in spite of all his bravery and virtue, could hardly discourage his enemies, or even win the hearts of his subjects.
Hence, perhaps, the final failure of that amazing heroic biography?
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