El internamiento involuntario de un paciente por trastorno psíquico no anula ni limita sus derechos fundamentales.
No es infrecuente que, en el ejercicio de nuestra actividad profesional, nos encontremos pacientes con determinadas patologías mentales que hagan necesario su traslado a un centro sanitario para recibir tratamiento de urgencia y hospitalización, que, en algunas ocasiones, debe realizarse en contra de la voluntad del paciente.
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