Alonso de Cartagena (1385-1456) aplica la metáfora organicista a la república y a la Iglesia. En ésta, a través de la doctrina del corpus mysticum, enfatiza la igualdad de todos los fieles, independientemente de su origen, favoreciendo claramente la integración de los conversos, grupo al que él mismo pertenecía, en la comunidad cristiana. Al aplicarla a la sociedad, el obispo de Burgos subraya la diferencia de rango de sus integrantes, pero, poniendo al monarca como cabeza de ese cuerpo político, reconoce la necesidad de que las acciones de sus distintos miembros, y especialmente de los más destacados, se encaminen al bien público
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