En muchas democracias occidentales operan gobiernos, juzgados, partidos del parlamento de dos formas opuestas: (1) Por un lado, se comportan cooperativamente frente a poderosos inversores y asociaciones. (2) Por otro lado, actúan a través de decretos autoritarios frente a los ciudadanos carentes de tal poder inversor o asociativo. La emisión de voces ciudadanas se convierte así en remisión de voces ciudadanas. Para una democracia real (auténtica) es necesaria una representación cívica. Dicha representación actualiza las voces ciudadanas y los ingredientes del bien común. Pero, ¿qué significa esta representación en concreto y qué es necesario para ella?
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