¿Qué es una agencia de evaluación de la calidad? ¿Qué evaluamos cuando hablamos de medir la calidad? ¿Qué sentido tiene �medir� la calidad? ¿No estamos convirtiendo la calidad en algo cuantificable, es decir, confundiendo la calidad con la cantidad? En este editorial reflexionamos sobre una realidad que se ha normalizado, que forma parte de nuestro modo de organizar nuestro trabajo y nuestras sociedades. Hemos asumido poco a poco que sólo existe lo que se mide, lo que se cuantifica, se acredita y se reduce a número.
Esta forma de gestionar nuestra vida, nos introduce poco a poco en dinámicas que parecen inevitables (sin serlo) y que es necesario clarificar, si no queremos caer bajo la dictadura del número. En este caso nos asomaremos a las consecuencias de aplicar los sistemas de evaluación de la calidad en dos ámbitos muy diferentes: el educativo y el económico.
¿Tiene sentido aplicar estos modelos a ámbitos de nuestra vida tan dispares?
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