La playa de la Barceloneta es la única puerta que Barcelona abre al mar a través del marinero barrio de su mismo nombre. Con la construcción en 1957 de un paseo marítimo en una cota inferior a la de las calles se levantó una involuntaria barrera visual, que impedía a los ciudadanos comtemplar el mar. La preocupación de las Adminstraciones Públicas por solucionar este problema permitió iniciar a mediados de 1994 la creación de un nuevo paseo marítimo. Gracias a estas obras, cuya primera fase acaba de concluir, las calles de la Barceloneta vuelven hoy a mirar al mar sin obstáculo alguno.
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