Cuando pensamos en corrupción automáticamente nos viene a la mente la definición que indica la Real Academia de la Lengua. En su cuarta acepción, relativa al Derecho, se entiende por corrupción, especialmente en las organizaciones públicas, la práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores. Sin embargo, encontramos pequeñas corrupciones cotidianas en el día a día, que probablemente no afectan a un gran número de personas o a una sociedad, como la corrupción de las organizaciones, pero que pueden provocar daños morales y relacionales graves.
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