Desde que nacemos, somos domesticados para seguir unas reglas establecidas, caminar por el sendero marcado y facilitar nuestra convivencia comportándonos como ciudadanos de bien. Dentro de este código de buena conducta se incluye encarar las distintas situaciones de la vida desde una actitud reflexiva, analizar con lógica y reaccionar "mantenidendo bien fría la cabeza". Curiosamente, estas son reglas que se establecen, por igual, independientemente de la geografía, cultura y poder económico.
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