Las víctimas debemos insistir en que jamás podremos hablar de paz definitiva en el País Vasco si, previamente, los terroristas no han cumplido íntegramente sus penas; si las instituciones no se ponen manos a la obra para poner fin a los más de 300 crímenes terroristas que aún siguen sin resolverse; si nadie reconoce que la democracia ha salido victoriosa y que el terror y sus representantes han sido derrotados; y si, por encima de todo, no se asume colectivamente que quienes fuimos víctimas y perseguidos del totalitarismo nacional-terrorista tenemos todo el derecho del mundo a intentar impedir que nuestros hijos vayan a ser mañana las futuras víctimas de una paz tan falsa como moralmente indecente.
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