Un hombre puede hacerlo todo, si se lo propone, pero puede ser tan cambiante como amante. Tan rumiante como incontinente o tan salvaje como desesperante.
Gilberto Aubán acaba de sacar tajada a la vida con �Heil Gilber� (Granja Beat, 2013), el marino disco que sale de puerto después de haber desangrado a toda la burguesía de �Versalles� (Comboi, 2011) y de haber dicho adiós a Gilbertástico. Si alguien aguanta la marea� ¡ese es Gilber!.
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