La nueva ubicación del Protocolo como carrera universitaria, con todos los niveles previstos, obliga a un replanteamiento de su consideración como mera técnica formal al servicio de la imagen y la representación simbólica de las instituciones y los organismos, a través de los actos públicos. Su inclusión entre las carreras tradicionales de la Comunicación, de mayor abolengo y trayectoria, requiere dotarla de líneas de investigación rigurosas que supere la mera casuística meramente descriptiva de ceremonias y ritos, para profundizar en el estudio social, jurídico e histórico de los elementos que la conforman. Al convertirse en una carrera específica debe desarrollar, para serlo, su propio ámbito científico.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados