Entre 1954 y 1962, la empresa Astilleros y Talleres del Noroeste (Astano), situada en la ría de Ferrol, pasa de ser un pequeño astillero de ribera a convertirse en una referencia en el mercado mundial. Durante ese período, se fue levantando un conjunto de instalaciones para albergar las distintas fases del proceso de construcción naval, atendiendo a una clara organización funcional, buscando un espacio de trabajo luminoso y optimizado, y empleando las soluciones constructivas más avanzadas del momento. El resultado se puede entender hoy como un ejemplo de la recuperación de la modernidad en la arquitectura gallega del siglo XX.
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