Cuatro preguntas para reactivar el debate sobre normalidad, anormalidad y crisis. Primera, ¿es posible una postura definitiva sobre lo normal y lo anormal en el plano de lo humano?; segunda, ¿de qué manera se puede plantear una salida razonable a la interacción entre lo particular y singular del sujeto y la generalidad y lo común a una sociedad humana?; tercera, ¿es el conocimiento, en especial el que emerge de la ciencia instituida desde la academia, tan aséptico e imparcial como se promulga?; y cuarta, ¿de qué manera se esconde lo político y la política en las posturas clínicas y curativas de las ciencias humanas y sociales? Sucintamente, las respuestas enuncian que no hay asidero, aún hoy, para dirimir con algún grado de seriedad, un criterio sobre lo normal y lo anormal; una salida razonable entre el sujeto y una sociedad, siempre encara un conflicto; la ciencia y el conocimiento que deviene de ella, son tan subjetivos como cualquier otro; la política y lo político, definen finalmente, los criterios de la salud.
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