Al conservar la primera minoría en las pasadas elecciones parlamentarias de octubre en Argentina, el kirchnerismo retuvo la mayoría en ambas cámaras. No obstante, la erosión de las bases del crecimiento y la demora en aplicar correcciones han conducido a una situación crítica. Un estilo más cerrado y menos atento a la construcción territorial y a las alianzas sociales ha debilitado las bases de sustentación de un gobierno que tiene serias dificultades para encarar la sucesión. Los cambios producidos tras las elecciones apuntan a desarrollar un control de daños que permita encarar la transición hacia el nuevo gobierno que se elegirá en 2015.
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