La Unión Europea ha sido secuestrada por una política antisocial, que confronta radicalmente con el modelo social europeo. Para rescatarla es necesaria y urgente una movilización social progresista que acuda a votar en las elecciones al Parlamento Europeo de 2014. El Parlamento que salga de las urnas por fin será legislativo y legislador, sobre un impresionante abanico de competencias expandidas: derechos fundamentales, legislación penal y de seguridad, espacio de libertad, justicia y seguridad, marco financiero, techo de gasto y políticas fiscales de los Estados miembros, así como tratados internacionales y contenidos concretos de la vocación europea de ser globalmente relevante en asuntos como la cooperación y el desarrollo y la corrección de las desigualdades.
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