El redactor especializado en contenidos científicos de Prensa española se encuentra con una doble dificultad a la hora de realizar su trabajo. Dado que su principal fuente para informarse sobre los principales hallazgos científicos se encuentra en las páginas de las principales revistas impresas o digitales, su primera labor es asegurar una precisa traducción terminológica para después conseguir el código comunicativo apropiado para sus lectores. El presente artículo ofrece unas fórmulas para lograr este objetivo.
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