While introspective structural analyses of consciousness faded from psychological discourse, awareness and rationality within psychological interpretation were issues of contention throughout much of the 20th century. Behaviorist positions evolved, with neobehaviorism adhering to Watson�s position and the Skinnerian system (behavior analysis as method; radical behaviorism as philosophy) providing alternatives. Mentalistic psychology evolved as well, with the �cognitive� label appearing after mid-century along with theoretical constructs modeled upon the digital computer. Debate raged over behaviorists� experiments on the reinforcement of verbal behavior: Behaviorists found no necessary role of awareness in this; cognitivists vociferously objected. Then in recent decades, with cognitivist�s own experiments yielding data on nonconscious functioning, discussions of implicit (thus, nonconscious) processes � memory, attitudes, etc. � have become typical fare in the literature. Cognitivist interpretations of these phenomena show no recognition of their contradicting a major premise of past cognitivist critiques of behavioral work. Recently, the term, �behavioral� has been rather widely adopted � notably in behavioral economics, where assumptions of psychological rationality have been discredited, but with little recognition that core concepts originated within (or at least were anticipated by) behavior analysis. Thus, the behaviorist and cognitivist traditions remain distinct, albeit perhaps with less heated disagreement. The continuing separation may be attributable to constraints within the patterns of explanatory language that we all share.
Resumen Mientras que el análisis introspectivo y estructural de la conciencia se desvaneció del discurso psicológico, la conciencia y la racionalidad como parte de la interpretación psicológica fueron aspectos de conflicto a través de gran parte del siglo 20. Las posturas conductistas evolucionaron, el neoconductismo se adhirió a la postura de Watson y el sistema Skinneriano (el análisis de la conducta como método con el conductismo radical como filosofía) proveyó alternativas. La psicología mentalista también evolucionó, con la etiqueta de �cognoscitiva�, la cual apareció después de la mitad del siglo junto con constructos teóricos que fueron modelados conforme a la computadora digital. El debate se propagó a los experimentos de los conductistas sobre el reforzamiento de la conducta verbal. Los conductistas no consideraron que la conciencia jugara un papel necesario en esto; los cognoscitivos se opusieron tajantemente. Luego, en décadas recientes, con los experimentos de los cognoscitivos produciendo datos del funcionamiento no consciente, las discusiones sobre procesos implícitos (por lo tanto, no conscientes) � memoria, actitudes, etc � se han convertido en casos típicos en la literatura. Las interpretaciones cognoscitivas de estos fenómenos no reconocen que contradicen una premisa principal de las criticas cognoscitivas del pasado hacia el trabajo conductual. Recientemente, el término �conductual� ha sido adoptado ampliamente, de manera notable en la economía conductual, donde los supuestos sobre la racionalidad psicológica se han desacreditado, pero con poco reconocimiento de que los conceptos centrales se originaron dentro (o al menos fueron anticipados por) el análisis de la conducta. Por lo tanto, las tradiciones conductista y cognoscitiva permanecen diferenciadas, sin embargo, tal vez, con un desacuerdo menos exaltado. La separación puede ser atribuible a las restricciones dentro de los patrones del lenguaje explicativo que todos compartimos.
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