En este artículo se presenta un caso clínico de una paciente de 81 años con antecedentes de fractura de cadera, autolesión e intento de suicidio. La paciente ingresa, en una de las residencias del Área, con trastorno del pensamiento que le impiden realizar los cuidados de su marido y los suyos. El marido presenta un afrontamiento inefectivo ante la situación y requieren de la atención especializada y continua de cuidadoras. Nos consultan por la presencia de una "herida en la zona sacra", compatible con una úlcera por presión (UPP). La paciente está consciente, orientada y es poco colaboradora. No padece ningún tipo de demencia y el deterioro cognitivo en la primera exploración es leve. El estado actual le impide la movilización por sí misma y necesita ayuda. Con este caso queremos señalar la importancia que tiene la atención tanto física y psicológica, es decir la valoración holística y desde la perspectiva bio-psicosocial de los usuarios. El problema principal de la paciente es el deterioro del pensamiento relacionado con ideas de suicidio y manifestado verbalmente, de origen psicológico que no le permite su independencia. La atención del caso requiere de la atención de varios profesionales y se puede observar la buena coordinación que desarrolla la Unidad de Residencias entre distintos profesionales e incluso de distintos niveles de atención.
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