En este artículo se analizan las tesis fundamentales de la antropología de Krause y su idealismo armónico de principios del siglo XIX. Krause, en búsqueda del Ser, y desde la introspección, logra descubrir su cuerpo y su alma como trasuntos de la Naturaleza y el Espíritu. Define las facultades propiamente humanas: conocer, sentir y querer, englobadas en la intimidad. Y desde ella se abre a los demás seres, en especial a la Humanidad. Su filosofía es una continua búsqueda del propio Yo como conciencia racional y de los espíritus que forman la Naturaleza, la cual posee sus propios derechos. La Humanidad nos permite la perfección moral de cada individuo en armonía, desarrollando nuestras facultades en relación con los demás: el respeto, la igualdad, la libertad y la solidaridad. Y para conseguirlo es fundamental la educación desde la infancia. Su visión optimista del futuro humano promete el triunfo del bien, de la belleza, de la verdad y de la justicia. Somos personas sociales en definitiva
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