Tras el accidente ferroviario que el pasado 24 de julio de 2013 se produjo en Santiago de Compostela, y cuyo balance de fallecidos asciende a 79 personas, el relato construido por medios de comunicación y políticos ha sustituido la presunción de inocencia del conductor por un juicio mediático inmediato que descarga en él toda la responsabilidad del siniestro. Además de la infoxicación, otros factores como la crisis laboral del sector o la negligencia de los códigos deontológicos de la profesión han contribuido a este objetivo de hacer culpable desde el primer momento al maquinista.
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