La utilización, en el aula, de actividades dramáticas, permitirá que todos los alumnos desarrollen sus capacidades artísticas; puedan tener más confianza para expresarnos sus sentimientos y emociones; hará más ágiles y seguros imaginación, voz y movimiento; obtendrán más herramientas de comunicación y trabajarán de forma más amena objetivos y contenidos del currículum. Convirtiéndose en una valiosísima herramienta cuando trabajamos con alumnos con necesidades educativas especiales. Porque esa herramienta se convierte en un premio para el niño, que debido a sus características físicas, intelectuales o emocionales, ve reducido su medio de comunicación y contacto con el mundo que le rodea. Pero lo realmente importante es demostrar que el teatro debe ser vivo, original y divertido. Debe convertirse en un recurso y en un fin. Debe ser una herramienta y una recompensa, tanto para el alumno como para el profesor.
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