Hasta la fecha los videojuegos han sido considerados una opción más de entretenimiento. Sin embargo, hay también algunas iniciativas que están explorando su potencial como herramienta de trabajo en otros campos. La neurociencia ha investigado si los videojuegos pueden ayudar a desarrollar ciertas capacidades cognitivas, arrojando resultados positivos en habilidades como la memoria, velocidad de reacción, resolución de problemas o pensamiento multitarea. En el ámbito pedagógico, supone una técnica innovadora y atractiva para docentes y alumnos, ofreciéndoles la posibilidad de interactuar directamente con el concepto a impartir. De todo ello surge la pregunta de si los videojuegos pueden jugar algún papel importante en el desarrollo cognitivo del cerebro.
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