La ciudad de Madrid ha experimentado en los últimos siete años pequeñas trans formaciones temporales a través de la inserción de actuaciones artísticas urbanas en paralelo a la feria de arte contemporáneo ARCO. A raíz de esta feria surge una interesante iniciativa consistente en trasladar a la calle aquellas reflexiones artísticas más actuales. Comenzando su ubicación en un contexto físico vinculado directamente con la feria se fue trasladando, en principio, a calles representativas de la ciudad de Madrid y desplazándose, a medida que evolucionaba Madrid Abierto hacia barrios menos céntricos. La voluntad de hacer más accesible el arte para los ciudadanos así como la búsqueda de la interacción ciudad-arte fue desencadenando a lo largo de los años la aparición de proyectos cada vez más involucrados con el espacio físico y social de Madrid. La tendencia de la evolución del planteamiento de los proyectos artísticos estaba dirigida claramente hacia la intermediación del artista como agente catalizador de la relación del ciudadano con su ciudad. Las intervenciones pasaron de ser puramente artísticas a tratar de servir como lugar de encuentro y reflexión sobre situaciones urbanas concretas, planteando de una manera más clara la participación del vecino en los proyectos a través del estudio, en algunos casos, de necesidades reales en barrios determinados. El interés de la evolución de los proyectos radica en la posible continuidad de las actuaciones, planteadas, en principio, como efímeras, al tratar de trabajar con el espacio social simultáneamente al espacio físico de los lugares elegidos. La valoración del efecto real de las intervenciones de los últimos años nos plantea la hipótesis de la posibilidad del arte como transformador del espacio público, entendido este como lugar de encuentro y pensamiento colectivo.
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