Estamos donde estábamos, Jordi Pujol es el hombre clave. Cuatro años después de las apretadas elecciones del 96, apenas unos días antes de la cita del 12-m del 2000, el dirigente más veterano del mapa político-tras Manuel Fraga-, el nacionalista más pragmático, el virrey de Cataluña, tiene en sus manos la suerte del Gobierno de España. Los cinco puntos que según el CIS, y en el mejor de los casos para el PP, separan al virtual ganador respecto del PSOE, otorgan de nuevo al Honorable, la llave de la tan traída y llevada gobernabilidad. No importa que se encuentre al final de un ciclo político ya descendente. No importa siquiera que convergencia pierda un escaño. El presidente de CIU manda en Madrid
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