Una extraña campaña de descrédito parece haber caído como una maldición sobre Rusia. Alabada en todos los tonos cuando se puso en marcha la perestroika-desguace del sistema comunista soviético, 70 años despuésm del golpe de Estado bolchevique- la evolución de los sucesos ha ido modificando la opinión general de Occidente, manipulada por los grandes medios informativos. De la alabanza se pasó al temor a la condena del Estado mafioso y de su ex presidente, presentando siempre, y no sin razón, como empapado en vodka. Ahora le toca a su sucesor, en vísperas de las elecciones presidenciales del próximo día 26.
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