El cuarto-pero que no será el último, muy probablemente- de los parques nacionales de las Islas Canarias es Garajonay, que recoge una valiosísima representación de la laurisilva, esa formación vegetal que hace millones de años constituía la vegetación de la cuenca mediterránea y del norte de África y que ahora se encuentra recluida en algunas islas macaronésicas.
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