En el año 2002 Dos veces junio llamó la atención de la crítica contando lo inenarrable de la historia, abriendo un mundo ficcional no sólo creíble sino posible y desbastador. Detrás de esta novela siguieron varias producciones y con ellas un proyecto narrativo que se asentó en la defensa de la forma y el registro literario. Y es ahí, en el giro lingüístico y en el juego con el lenguaje, donde Martín Kohan integra lo social y lo político como interrogantes literarios, porque la ficción le permite llegar donde otros discursos resultan insuficientes.
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