Jacques-Louis David y sus alumnos: las estrátegias del taller.
Entre su regreso a Roma en 1780 y su exilio a Bruselas en 1816, Jacques-Louis David acoge a varias generaciones sucesivas de alumnos. Desde hace unos veinte años, los trabajos de dichos alumnos han puesto de relieve el impacto que supuso en sus carreras la formación adquirida en el taller del maestro. Uno de los logros relevantes de la investigación ha sido revelar la emergencia en el Salón, en el contexto revolucionario e imperial, de mujeres artistas que habían recibido las enseñanzas de David, imitado en eso por Jean-Baptiste Regnault y François-André Vincent. La llegada a París, durante el Consulado y al principio del Primer Imperio, de numerosos alumnos extranjeros, atraídos por el renombre del maestro, es un fenómeno que también ha llamado la atención de los investigadores. Desde el punto de vista de la investigación sobre el arte de David, al igual que sus obras, las relaciones que mantuvo con sus alumnos, cuyo grado de proximidad y naturaleza de las colaboraciones evolucionaron sin tregua con los regímenes políticos, permiten medir el papel del taller en su estrategia para establecer y mantener una posición preeminente de cara a sus contemporáneos. Muy temprano, por el espíritu clánico que imperó alli en los años 1780, su taller fue conocido como la "escuela" de David, una expresión que llegó a generalizarse en el siglo XIX para referirse a un estilo que supuestamente había dominado su época. Hoy en día, al contrario, se privilegia la heterogeneidad de las prácticas pictóricas de sus alumnos.
Jacques-Louis David and his students: strategies of the studio.
Between his return from Rome in 1780 and his exile in Brussels in 1816, Jacques-Louis David welcomed several successive generations of students. Over the past twenty years, research on his students has highlighted the impact of the master's teachings upon their later careers. One of the most notable achievements has been to reveal the emergence at the Salon, in the Revolucionary and Imperial contexts, of women artists having benefitted from lessons by David, who competed in this capacity with Jean-Baptiste Regnault and François-André Vincent. The arrival of a large number of foreign artists, who were drawn to Paris during the Consulate and the beginning of the Empire on the strength of the master's reputation, is another phenomenon that has garnered scholary attention. Regarding research on David's art itself, his relations with his students -of which the nature and degree of intimacy evolved in keeping with the political regimes- as much as his own works demonstrate the extent to which the studio played a role in his strategy to establish and maintain what was perceived by his contemporaries as his preeminent position. The spirit of fellowship that reigned in David's studio in the 1780s caused it be described early on as the "school" of David, an expression that become common in the twentieth century for designating a style perceived as dominant during its time. Nowadays, scholars instead emphasize the heterogeneous nature of artistic practices by David's students.
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