El cáncer de esófago sigue siendo un problema de salud grave con pronóstico sombrío. Es el octavo cáncer más frecuente del mundo y supone la sexta causa específica por cáncer tanto en oriente como en occidente. Se acepta que aun en los casos curables, la supervivencia no excede del 40 % con una calidad de vida muy mala para los pacientes tratados.
Con el fin de optimizar los tratamientos, en la última década se ha desarrollado el concepto de �abordaje multidisciplinar� de los pacientes con neoplasia esofágica. Dentro de este �multiabordaje�, al hablar de tratamiento curativo del cáncer de esófago, la cirugía sigue siendo el pilar fundamental, independiente de que se apliquen terapias adyuvantes o neoadyuvantes. La cirugía esofágica comprende una serie de complejos procedimientos y presenta peculiaridades anatómicas e histológicas (el esófago presenta una anatomía que ocupa tres compartimentos anatómicos y una histología única dentro del aparato digestivo) que van a condicionar tanto la biología del tumor como las posibilidades de su tratamiento.
Por otro lado, la cirugía esofágica conlleva una elevada morbilidad mayor, que condiciona la calidad de vida posterior de los pacientes, ingresos hospitalarios prolongados y una mortalidad intraoperatoria nada desdeñable. Existe gran controversia acerca de cuál es la técnica quirúrgica o el abordaje más beneficioso, la linfadenectomía óptima, el protocolo de estadiaje y selección de los pacientes candidatos a tratamiento quirúrgico y la tasa y tipo de complicaciones postoperatorias, por lo que el tratamiento del cáncer de esófago está en continua revisión con el fin de ofrecer una técnica segura, curativa y con las menores consecuencias para el paciente.
A lo largo de este artículo pretendemos abordar los aspectos técnicos de las distintas opciones quirúrgicas en el tratamiento del cáncer de esófago y ofrecer una visión global a cerca del papel de la cirugía en el tratamiento curativo del cáncer de esófago.
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