Madrid, España
Barcelona, España
A lo largo de la década de 1970 asistimos a una página fundamental de la historia de las civilizaciones. Por primera vez las instituciones de carácter internacional surgidas tras la Segunda Guerra Mundial participarán de forma activa en la definición, defensa y promoción a escala global de un nuevo arquetipo cultural, de naturaleza participativa, plural y democrática, y de base tecnológica, comunicativa e informacional. Este proceso será especialmente relevante por cuanto proporcionará un sustrato común para el diálogo entre naciones, en un contexto sociopolítico y económico en el que se desarrollaba una tensa convivencia mundial de dos bloques hegemónicos, ideológicamente enfrentados en una Guerra Fría, y un conjunto de países no alineados, en vías de desarrollo como consecuencia del proceso de descolonización. En este sentido, los elementos radicalmente novedosos de esta nueva cultura no serán sólo su carácter participativo, su desarrollo tecnológico y su base comunicativa, sino también su valor institucional en tanto que elemento para el desarrollo cultural de las naciones.
Como consecuencia, la Unesco, a la cabeza de este proceso de institucionalización de la cultura, afrontará el papel de mediador cultural entre sus estados miembros, definiendo y fomentando estudios descriptivos y prospectivos de base científico-social mediante los cuales explicar y proteger ante injerencias financieras y mercantiles el valor para el desarrollo social de este nuevo arquetipo cultural.
The 1970s witnessed a major page in the history of civilizations. For the first time the international institutions that emerged after the Second World War actively participate in defining, defending and promoting global archetype of a new culture, participatory, pluralistic and democratic, and technology-based communication and informational.
This process will be particularly relevant as provide a common ground for dialogue among nations, sociopolitical and economic context in which they developed a tense coexistence of two blocks global hegemonic ideologically locked in a Cold War, and a set of countries aligned, developing as a result of the decolonization process. In this sense, radically innovative elements of this new culture will not only its participatory nature, technological development and communicative basis, but also its institutional value as an element in the cultural development of nations. As a result, UNESCO, at the head of this process of institutionalization of culture, will address the role of cultural mediator between its member states, identifying and stimulating prospective descriptive studies and social scientific basis by which to explain and protect against interference financial and commercial value to the social development of this new cultural archetype.
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