Fuente inagotable de inspiración cinematográfica el nazismo constituye una temática en permanente enriquecimiento historiográfico. Paralelamente, el cine, también, ha sabido recoger aspectos novedosos sobre su naturaleza en películas que nos hablan de su filosofía deshumanizada (Napola), de su distorsión de la justicia y la dignidad (Sophie Scholl), de sus crímenes (Todo está iluminado), de la perversión de las sociedades ocupadas o de las personas (El noveno día y El libro negro) y su nihilismo destructor (El hundimiento). La suma de todos estos rasgos nos permite abordar el modo en el que sesenta años después, la sociedad europea se enfrenta a su pasado. Sin duda, ya no sólo es un ejercicio de estilo artístico, que lo es, y cuanto más logrado esté mejor capacidad de convicción ostentará, sino de compilación y codificación de una memoria que nos ayuda a abordar, desde el carácter vivo y emotivo del cine, la sociedad actual. El cine nos permite descodificar, así, posibles ecos idealistas o falsarios, lo que significó el nazismo para Europa.
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