El símbolo nos enlazaría con un mundo de fantasías que emanaría de una fuente interna y que producirían figuras plásticas o esquemáticas cuya finalidad sería adaptar estéticamente el mundo real a fantasías y esperanzas subjetivas.
La abundancia de presentimientos y la preñez de significado del símbolo serían cosas que nos hablarían tanto al pensar, como al sentir y su peculiar carácter de imagen cuando se configura como mensaje en el diseño gráfico, estimularían tanto a la sensación como a la intuición. El mensaje adquiere así un contenido que impresiona, influye y fascina, a través de una pre-forma inconsciente que parece pertenecer a la estructura heredada de la psique, y puede a causa de ello, manifestarse como fenómeno espontáneo en el proceso comunicativo.
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