La velocidad e intensidad de la reacción a la crisis explica las diferencias entre los sistemas financieros europeo y norteamericano: las entidades europeas todavía afrontan problemas serios, mientras que las norteamericanas están en una posición más saneada.
En particular, la zona euro está sufriendo la fragmentación de los mercados financieros y el círculo vicioso entre riesgo soberano y bancario, que son incompatibles con la unión monetaria. La solución debe pasar por la unión bancaria, que es una condición necesaria pero no suficiente. Hacen falta también medidas que reduzcan el sesgo doméstico en las tenencias bancarias de deuda soberana.
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