En los últimos años las prestaciones económicas, los centros y servicios se convirtieron en realidades consolidadas que constituyen una base para apoyar la respuesta a las necesidades sociales de las personas con discapacidad. En relación al "desarrollo tecnológico" se están abriendo posibilidades, hasta hace poco inimaginables para la mejora de la calidad de vida de la población en general y de las personas con discapacidades en particular. Sin embargo, para que esas posibilidades se concreten, es necesaria una ación decidida, instrumentada por los poderes públicos, orientada a potenciar las aplicaciones de las nuevas tecnologías en campos como la rehabilitación, la comunicación laternativa, la autonomía personal, la ergonomía y el transporte, y a incorporar los criterios de accesibilidad y habitabilidad (junto a los ya habituales de economía, funcionalidad, durabilidad o estética) como estándares de calidad en el diseño y en la construcción. Algunos de estos campos son muy poco desarrollados y su aplicación varía en relación a la función u objetivo que desarrollará cada una de estas aplicaciones tecnológicas.
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