La política de regadíos ha sido una constante de los poderes públicos en España en el último siglo, y la llegada del agua a sus campos un anhelo para todos los agricultores. Pero hoy, en los umbrales del siglo XXI estamos inmersos en una doble crisis que modifica substancialmente esta concepción del regadío español: insostenibilidad del modelo de "oferta hídrica", puesto de manifiesto por la permanente insatisfacción de las demandas, especialmente en el sur y sureste peninsular, y desarrollo de la Reforma de la Política Agraria Comunitaria, tendente a estabilizar las producciones y liberalizar el comercio mundial, substituyendo la política de intervención de los precios por otra de apoyo a las rentas de los agricultores. En este contexto los regadíos necesitarán amplias modificaciones para hacer frente a esta crisis: la modernización de regadíos, entendida como adaptación de sus estructuras productivas y renovación de las infraestructuras de distribución y aplicación del agua a los cultivos, primará sobre las nuevas transformaciones en riego, que solo tendrán sentido si están dedicados a producciones no excedentarias y con alta rentabilidad. La consolidación de las Comunidades de Regantes, y la iniciativa de los propios agricultores, marcarán la adaptación a estos cambios de la agricultura de regadío. (Extracto de la Conferencia inaugural del XIV Congreso Nacional de Riegos, celebrado en Aguadulce, Almería, del 11 al 13 de junio de 1996).
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