Desde 1976 el Programa de Desarrollo Rural Integrado-DRI- diseñó, con otros programas estatales para el sector rural una política de organización campesina. Su aplicación práctica ha encontrado diversos obstáculos: la inconsistencia de la propia política diseñada, las limitaciones en la capacidad operativa de las entidades ejecutoras y la carencia de unidad de objetivos, entre ellas, el desconocimiento de los efectos que tiene en la vida veredal la propia política de organización que se está aplicando y, finalmente, las limitaciones del Programa para satisfacer las expectativas de los productores. Sin embargo, la creación de un sistema de Comités Veredales y Municipales DRI ha tenido amplia aceptación por los campesinos beneficiarios pues le proporcionan a una categoría especial de los pequeños productores rurales un medio de cohesión y homogenización para relacionarse en condiciones ventajosas con las entidades de la administración pública.
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