El empleo “informal" representa el 55% del empleo total en las cuatro grandes capitales colombianas (Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla) y el 63% en las ciudades intermedias. Se sitúa al margen de las reglamentaciones legales en materia de seguridad social, salario mínimo y normas de organización urbana. Opera en mercados –Laborales o de bienes y servicios- que son flexibles en cuanto a remuneraciones, a diferencias del sector “moderno”, en donde salarios y condiciones laborales están regulados por normas Legales y acuerdos obrero-patronales de todo tipo. Debido a ello las crisis producen desempleo en la economía moderna y caídas de ingreso en la economía informal. Este artículo explora la diferenciación interna de esta última (existiría un componente de miseria que se explica exclusivamente por desempleo y un componente potencialmente eficaz que aprovechará las ventajas comparativas que tienen en algunas normas de negocios de pequeña escala). Examina las políticas estatal y privada frente a este sector y propone una estrategia (económica y jurídica) destinada a crear empleos alternativos para las actividades informales más precarias y demanda apoyo institucional para aquellas que son potencialmente eficaces.
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