M.C. Miranda Herrero, Samuel Ignacio Pascual Pascual, E. Barredo Valderrama, María Esther Vázquez López, P. de Castro de Castro
Durante la infancia, las funciones visuoespaciales son importantes en los procesos de aprendizaje y en el desarrollo del pensamiento abstracto. Diferentes estudios muestran que los niños prematuros o con bajo peso al nacer obtienen menores puntuaciones en los tests que valoran las funciones cognitivas, siendo estas diferencias más pronunciadas durante el primer año de vida. Con el tiempo, estas diferencias se van atenuando, pero persiste un retraso madurativo que afecta a la memoria de trabajo y a los procesos visuoespaciales. No está claro cuáles son los factores implicados en el desarrollo de estas funciones y qué factores pre o perinatales pueden interferir en su buen desarrollo, pero se han descrito diferencias anatómicas y fisiológicas entre el cerebro del niño pretérmino y el término que podrían explicar, en parte, alguna de estas alteraciones. La diferente vulnerabilidad selectiva a la hipoxia entre el cerebro inmaduro, en el que predominan las neuronas de la subplaca y los preoligodendrocitos, y el cerebro maduro del niño nacido a término determinan diferencias en el patrón de lesión por hipoxia con mayor afectación de la sustancia blanca periventricular en el niño pretérmino. Este patrón lesional conlleva una disfunción en los procesos atencionales y visuoespaciales debido a la mayor vulnerabilidad de las regiones que intervienen en la ruta dorsal del procesamiento visual.
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