Este trabajo se enfoca sobre la ciudad imaginada, aquella plural y provisional,no definida en términos geográficos y administrativos, sino en términos fundamentalmente psicológicos y simbólicos. Consideramos a los imaginarios urbanos como fragmentos plurales y colectivos que reflejan los deseos, miedos, creencias y sentimientos en general de grupos específicos de ciudadanos, -en el caso que nos ocupa, los grupos inmigrantes, los trabajadores de la viña, los bodegueros y la clase política-. De modo que el objetivo de este artículo, no es diseñar mapas empíricos que ofrezcan una representación global y cerrada de la “ciudad real”, sino crear “croquis” -provisionales y variables- en los que se muestren distintas percepciones y prácticas urbanas que conviven en una misma localidad. Esta mirada planteada a través de abordajes periodísticos y narrativo literarios, podrían definir alguno de los aspectos que conforman la ciudad del sol y el buen vino.
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